8.2.09

LAS JOYAS DE LA COLECCIÓN KAUFMANN


Dice Arthur Miller en su auto-biografía que desde muy niño adquirió el sentimiento de tratar con respeto a los libros. Al fin y al cabo – dice con ironía – “todos los libros tienen algo de santo porque todos son al final supuestos hijos de la Biblia”. En el caso de la maravillosa colección de manuscritos hebreos medievales de David Kaufmann (1855-1899), en Budapest, esa irónica, santa y supuesta relación es especialmente evidente.