4.6.10

MANUEL TAPIAL Y DAVID SEGARRA SE CONTRADICEN EN SU PRIMERA DECLARACIÓN SOBRE LOS HECHOS.


Manuel Tapial (Junior):
       “Que no tienen vergüenza. ¿Qué violencia pudieron ejercer 800 personas contra comandos de élite disparando a matar”.
       
        “Hemos visto como disparaban desde las zodiacs bombas de fragmentación. Desde las zodiac ya dispararon a matar. Cuando saltaron desde los helicópteros ya había dos muertos en el barco”

David Segarra:
          “Nos han golpeado, nos han amenazado. Nos han insultado, encapuchados, enmascarados como comandos” 

          "Empezaron los disparos de fuego real con granadas de contusión y de sonido".


            Antes de empezar, dejemos las cosas muy, muy claras: bajo ninguna circunstancia, que es decir, ninguna y sin ninguna excepción posible, nada de lo que diga a título personal y en representación de mi mismo para poner en evidencia que Manuel Tapial (sobre todo) se contradice enormemente en su “versión de testigo directo” en el asalto del Mavi Mármara tiene la más mínima intención de justificar absolutamente nada o tan siquiera invitar a pensar que había alguien que se merecía perder la vida en aquel barco. Y, menos aún, sobre todo, justificar o ser comprensivo con esos Siete Tontos del ejecutivo israelí que, como si fueran una versión moderna de los “Siete contra Tebas”, se han lanzado a una nueva y desconocida guerra con un entusiasmo imbécil y una sobre-confianza pueblerina en la fuerza que ha dañado profundamente, sobre todo, a lo que es su obligación defender: la integridad de Medinat Israel, el Estado de Israel, el Hogar Nacional Judío. Pero toda esa estupidez de mentalidad militar desplegada en este lamentable incidente es al mismo tiempo la peor evidencia en contra de la versión de Manuel Tapial, Junior, y su honestidad: esa mentalidad cuadrada de “rambito” alimentada por la histeria de la “seguridad” son rígidas en las dos direcciones, tanto para lo bueno como para lo malo. Junior insiste en que aquellos israelíes eran “comandos de élite”. O sea, precisamente los que menos se desvían del guión de las órdenes y los protocolos, los que menos piensan: no abren fuego a no ser que se den ciertas condiciones. O como resultado de una orden superior, o como acto de auto-defensa ante un disparo de fuego real. Un soldado israelí no puede abrir fuego “así porque sí”, “entrar matando” como dice Junior. Y si lo hace, se le puede caer el pelo. Como se le va a caer el pelo en Israel a cualquiera que no explique con mucho detalle por qué disparó en el interior de aquel barco bajo la hiper-crítica mirada de la sociedad israelí.



             Junior dirá que eso es falso, pero me da un poco igual porque él habla de propaganda y yo estoy hablando de hechos. Estoy deseando, pero deseando, ver esas imágenes que “tienen”. De momento ha dicho lo que se esperaba que dijera en su propio guión: que le han torturado. Junior y cualquiera, podrán argumentar: “¿es que acaso vas a saber más tú que Junior, que estuvo allí?”. Yo no estuve, es cierto. Pero él, tampoco. Al menos no en la cubierta superior en la que tuvo lugar la emboscada a los soldados israelíes. La “parte” de esta historia de la que existe alguna evidencia a la espera de que él enseñe lo que tiene. Porque de la misma manera quiero dejar las cosas claras. El hecho de que hubiera dos españoles (la chica es un apéndice de Junior) en todo esto no significa ni que fueran amigos, ni colegas, ni compañeros, ni que estén al mismo nivel. De hecho, pertenecen a entornos muy distintos. Junior es un bocachancla y si me tengo que comer mis palabras y darle la razón, lo haré públicamente y con esa disculpa que él ahora exige del Estado de Israel, se la daré yo a él, a título de quien represento: a mi. Pero si no ofrece nada más que su palabra, me vale bastante poco por tendenciosa y porque hay lucro de por medio. No compro ninguna versión, ni la de los 7 Tontos, ni la suya. Pero sobre todo, y muy especialmente, no compro la suya y no le tengo ningún respeto. Junior: sababa, habibi. No es el caso de David Segarra. Y esto también lo quiero dejar claro.

    No se puede acusar a la madre de David Segarra ni de mentir, ni de dejarse llevar por el “espíritu de madre” cuando dice que su hijo es el mejor, que sólo tiene su cámara como arma, que tiene un par de huevos y sabe muy bien lo que está haciendo. De hecho, su madre se queda corta y hay que añadir que David Segarra es un profesional de la propaganda, tiene muchísimo talento, gusto, habilidad, conoce muy bien el medio y sabe perfectamente lo que está haciendo. Este país se ha perdido un gran profesional. Lejos de mi intención el faltarle al respeto ni a él, ni a su madre. De toda esta película, de los muchos millones de personas que andan por el mundo, creo que no hay ninguno con el que tuviera tema de conversación como con él, con David. Su presente es un poco mi pasado, pero con algunas diferencias. La primera que lo tiene mucho más claro y lo hace muchísimo mejor de lo que yo lo hice a su edad. Quiero decir, yo también jugué a los pobres en Latinoamérica, pero no lo tenía tan claro como él, no sabía tanto como él sabe a su edad de “todo”. En segundo lugar, que esto ha pasado un punto en el que ese diálogo con dos cervezas con él, ya no es ya posible. Y si tuviera que definir por qué, hablaría a su madre: señora, usted es madre y yo soy padre. Me entenderá a la perfección. Su hijo está al servicio de una causa que declara que mi familia, para ser “aceptable” tiene que renunciar a su existencia o su identidad. Y su hijo trabaja para una dictadura, y cobra por ello. Yo, no. He hecho muchas, pero muchas tonterías en mi vida y tanto la boca como el poco respeto a la autoridad me han metido en muchos líos que me podía haber ahorrado. Pero jamás, nunca, he trabajado para tiranos. La de David es una decisión tomada en libertad y no tendría nada que decir si no fuera porque su actividad es parte de una apertura de hostilidades en el “frente de la propaganda” que apunta directamente hacia mi casa. Hay un “nuevo jugador” en esta liga, que es Venezuela, y David es la punta de lanza en este caso concreto. Si tuviera que hablar con su madre le diría que ella me entiende y que con la misma firmeza con la que me he comprometido a llegar hasta el final en todo este asunto, a costa de horas de mi trabajo, le tengo mucho respeto a su hijo. Lo de los otros dos personajes, es otra historia. A Junior no le tengo ningún respeto.




    Esta es la foto oficial de familia. Y la elección de las cámaras es un buen reflejo del término “español” como sinónimo de “indefinible que habla en castellano”; que cada español es de su padre y de su madre y hace lo que le da la real gana con sus palabras y sus acciones. Que estos tres sean “españoles” no significa ni que sean amigos, ni que tengan mucho que ver entre ellos más allá de lo que tiene que ver cualquier español cuando sale a la calle y se cruza con un montón de gente. Junior y su chica son de una película distinta a la de David. La cámara de la derecha tiene ese criterio del que llega a un concesionario de coches y dice “dame el coche más gordo”. Una cámara “pa’ que se note”, un trasto. Dice Junior que vale 20.000 pavos junto con todo lo que le han “robado”. Está flipado, pero de verdad.

            David, por el contrario, lleva una camcord (que es imposible saber exactamente cual es por la foto) y si uno le echa un vistazo a su trabajo como realizador y diseñador gráfico, verá la diferencia entre un profesional (David) y un amateur (Junior). Junior, te repito que si me tengo que disculpar por lo que digo, lo haré en persona, como tu pides que haga el Estado de Israel, públicamente, si quieres. Pero de momento, lo único que puedo decir de ti es que eres un bocachancla y que si no compro la versión de los Siete Tontos, menos la tuya de “el mundo al revés” porque hay que ser gilipollas para comprarla. Me estás diciendo que no veo lo que veo, sino otra cosa. Que los pájaros le disparan a las escopetas.

    Por partes, Junior. Vamos ver, campeón. ¿A ti quien te ha torturado, criatura? Antes de llamar sinvergüenza a nadie, Junior, recuerda que también existe la vergüenza ajena. Junior declara de forma previsible que ha sido torturado porque no se puede esperar que diga otra cosa: es lo que hace un etarra cuando lo agarran. Junior no tiene nada que ver con ETA. Y de hecho creo que no miente en lo de que no tiene ningún tipo de relación consciente con un grupo terrorista, absolutamente ninguna. Como mucho, de tonto útil, pero poco más. Proviene del mismo entorno de la extrema-izquierda cantamañanas española en la que se cocinaron ETA, GRAPO y Terra Lliure. Junior no ha pertenecido a ninguna de ellas, sólo es un reflejo de la retórica de papi, de Manu Senior, que aparece con banderas republicanas en sus alocuciones y cuestiona la Transición española, las bases de nuestra democracia. Junior, de momento, no aporta ninguna prueba respecto a esas torturas más que su palabra, que, de momento, tiene algunas “pequeñas” contradicciones y es partidista. Es un beligerante en una guerra y cobra por ello y, de momento, lo que dice sólo puede obedecer a dos razones (que se me ocurran): o que habla por hablar y se le está calentando la boca con el moreno de los focos, o que miente a conciencia.

                En sus primeras declaraciones empieza por decir que “entraron matando”. Entraron: ¿dónde? Entraron: ¿quiénes? En las imágenes proporcionadas por la IDF (esas que Junior dice que son pura propaganda), en las que se ven los sucesos de la cubierta superior, esas de las que ni Junior ni David fueron testigos puesto que se encontraban según sus palabras en la sala de prensa, lo que se escucha por la radio en hebreo apunta en esa dirección de unos soldados cuadriculados que cumplen órdenes y protocolos. Dicen que se les acabó la pintura, que les están pegando, que les saquen de allí. Están en shock.


               Pero en la parte en la que Junior se revela como un verdadero flipado es aquella en la que habla de que “Tiraron granadas de fragmentación”. Y esta es la primera evidencia de una contradicción. Que es decir, que no hay “dos versiones” o “dos narrativas” (como dice David) sobre los hechos, sino más de 700, las de las personas que estaban a bordo y los soldados que tomaron parte en el abordaje. Pero si por un momento se renuncia al sentido común y se opta por jugar “a eso”, a una “versión Israel vs. versión no-Israel en la que una versión es falsa y la otra verdadera, la “versión Junior” es tan esquizofrénica que en la práctica implica creerse toda una teoría de la conspiración: los soldados israelíes entraron matando, con listas de personas “a eliminar” y han amañado las pruebas. Sólo le falta decir que las imágenes en las que se ve a un grupo muy concreto y minoritario de pasajeros (no todo) lanzando objetos y golpeando a los soldados israelíes fue grabada hace meses en un estudio. Se está diciendo abiertamente que Israel “colocó” esas “armas” (tirachinas, cuchillos y palos) como en las pelis de polis corruptos se coloca un arma en la mano de alguien al que han matado por otra razón para justificar autodefensa. Es de locos. Porque ya puestos a mentir y amañar pruebas: ¿qué sentido tiene mostrar tirachinas, palos de sombrilla, barras de hierro, navajas y cuchillos de cocina cuando podían poner un RPG y armas de fuego que justificaran esa enormidad de víctimas?

              El uso de granadas de fragmentación es el ingrediente en una nueva modalidad de “micro-atentado” en Hispanoamérica. Los encontramos en Colombia desde 2003, en Honduras y en Guatemala. Y su uso se lleva a cabo tanto en las nuevas guerrillas como en la delincuencia común o el narcotráfico. Estos micro-atentados nos permiten hacer una evaluación de los daños que producen. En un espacio cerrado, una granada de fragmentación mata y hiere a mucha más gente que la más alta estimación de víctimas y heridas. Junior, de nuevo sin otra prueba que su palabra, afirma que hay muchos más muertos de los que se dice y eleva la cifra hasta la versión oficial de la principal organización colaboradora, IHH:  entre 16 y 20 muertos y hasta 50 heridos. ¿Dónde están los muertos que faltan con respecto a la “cifra oficial” de 9? “Los han tirado al mar” según él. Pero aunque fuera cierto, que los hubieran tirado al mar, esa cifra no se corresponde con ese tipo de arma, la granada de fragmentación. O más exactamente; sería la cifra de una sola granada de fragmentación en un espacio cerrado.

               Tal vez a lo que Junior se refería era a los petardos gordos que se tiran desde el barco a las lanchas que intentan abordar el buque y a los que unos minutos después de su primera aparición mediática, David Segarra describe en Tele Sur, su cadena, de forma más precisa como “granadas de contusión y sonido”; petardos gordos. Las imágenes de las que disponemos indican que esos “petardos gordos” fueron lanzados desde el barco, al exterior, y no al revés, como los dos supuestos testigos mencionan. Tal vez fuera así, que hubo un lanzamiento de proyectiles desde las naves israelíes de asalto hacia el barco. Pero, de momento, lo único que tenemos es la imagen contraria: los “petardos” salen del buque, al exterior. Insisto, tal vez entre las imágenes que han logrado sacar de allí encontremos de pronto a un montón de comandos lanzando granadas y pegando tiros en el interior del barco a lo vaquero, como él dice. Si es así, me disculparé muchas veces y de forma muy reiterada. Hasta por llamarle Junior. Pero de momento, a la vista de lo que se está aportando, la versión de “entraron matando” es insostenible. Y se abre una doble dimensión que es, precisamente, más patente ante la falta de información fiable por todas las partes y una de las especialidades de David: la diferencia entre un hecho y su explicación, entre lo que “pasa” y “cómo” se cuenta. Entre una acción, y su relato, de dónde procede mi preocupación y mi apuntar en dirección a Venezuela.
¿Tuvo Venezuela algo que ver en la preparación de todo esto, en las acciones? No lo creo, y aunque así fuera, es irrelevante. Luego está la otra parte, el relato, donde, al menos en habla hispana, el relato sí tiene una enorme “marca de identidad” venezolana porque en la actualidad es Venezuela la heredera de una escuela de propaganda que bebe directamente de los años 30 en Europa. En la práctica, a quien Venezuela le quiere meter un palo es a Colombia y usa todo, incluida esta crisis, para justificarlo. Un representante de la principal asociación organizadora del evento y propietaria del buque, IHH, se refiere a los muertos como “shaid”, como mártires. Que es una forma de decir que los que murieron se sacrificaron en su empeño por ayudar a otros musulmanes. Esa es la lectura de Israel y la que está haciendo la mayoría. Sin embargo, el término “sahid”, mártir, se traduce en el lenguaje de Tele Sur como “desaparecido” en referencia a una realidad hispanoamericana, la de los desaparecidos en las dictaduras militares en toda América. El sutil cambio de relato es al mismo tiempo una definición, una mezcla entre unos hechos, y su explicación que puede ser intencionada, o producto de no tener muchas luces.

                   Lo que diferencia a Tele Sur de cualquier otro canal de televisión en habla hispana es que tiene fuertes acusaciones en la fabricación de hechos, en la invención de noticias. Se puede criticar hasta donde se quiera el enfoque de la prensa española y, si se quiere ver así, se la pude acusar de ser tendenciosa y estar llena de prejuicios; o hasta de ser hipócrita. Pero no deja de ser un juicio de valor y en la práctica, no nos encontramos ante una prensa que invente noticias y en todos los periódicos el lector tiene oportunidad de ponerse en contacto con el periódico, por diversos medios, para corregir, enmendar o aclarar algo que un lector cree que no es apropiado, es tendencioso, incorrecto o malintencionado. Se puede pensar que hay un tufillo antisemita en el enfoque de la prensa española, pero ningún órgano de la prensa española se negará nunca a exponer que un lector concreto, o un grupo de lectores, piensa que ese enfoque está sesgado o es antisemita, que critica a los judíos y a los israelíes por lo que son, no por lo que hacen. Aún cuando la mayoría de sus lectores piensen lo contrario. Pero si incluso no fuera así y un medio español no hiciera caso y se negara a tener en cuenta una rectificación, se puede acudir a un tribunal y ante una resolución judicial, el periódico rectificará lo dicho. Y esto aplica para absolutamente todos los medios de comunicación españoles. Medios que, dicho sea de paso, no se encontraban representados entre los “50 medios” presentes en el barco. En ningún caso, en ninguno, la prensa española es una prensa que invente noticias. En todo caso las interpreta o las calla, pero no las inventa. No es el caso de Tele Sur. Y el hecho de que toda la defensa de la cadena ante estas acusaciones sobre manipulación de hechos sea el denunciar una conspiración “sionista – neocon – oligarca – imperialista – bla, bla bla” es en sí la respuesta. Sobre los “corresponsales” de Tele Sur pesa la sospecha de fabricar noticias como lo hacían los soviéticos. Y si hubiera que aportar una evidencia a esta no-profesionalidad y parcialidad de TeleSur, a un antecedente de este “argumento”, no nos tenemos que ir muy lejos en el tiempo: hace exactamente un año, en 2009. Los sucesos de Honduras. Allí tenemos un “poco de todo” lo que ahora está pasando, incluyendo a David (sin saber exactamente en qué medida).  De un lado, retórica de “pueblo unido jamás será vencido” (que es cierto), del otro una sociedad tradicional totalmente histérica en lo que respecta a la seguridad y el “anti-comunismo” que raya lo grotesco. Y, sobre todo, situaciones muy confusas con respecto a la actuación de los cuerpos y fuerzas de seguridad de Honduras (que son retratados como un clon de lo que hoy se dice de los israelíes, o más bien al revés) y episodios confusos en el inicio de tiroteos entre manifestantes y la policía cuando Tele Sur andaba por allí. De todo aquello que pasó el año pasado y en el que el papel de Tele Sur es sospechoso (nada más que eso, de momento) la única lección que queda es bastante universal y aplica, especialmente, a los palestinos (no a la causa Palestina en abstracto). Los hondureños, entre los unos y los otros, optaron por ellos mismos (algo que me llena personalmente de orgullo). Pero ahí queda la mancha de un canal de noticias estatal que no es claro en su enfoque.

              Estoy deseando, pero deseando, ver las pruebas que aportan para sus afirmaciones. Y si me tengo que comer lo que digo, lo haré y me disculparé. Pero todo este tratar el asunto a grandes brochazos, en un esquema de buenos y malos, me pone muy nervioso porque, de momento, ante lo que hay, el sentido común le da la razón a todo el mundo: que en el barco había gente entrenada para el enfrentamiento cuerpo a cuerpo, que a la IDF se les fue la mano (unos cuarenta o cincuenta pueblos), que es difícil cuantificar “quien es quien” en un barco tan unido en los objetivos (aislar a Israel para romper el bloqueo) como diverso en los orígenes de los pasajeros y sus motivaciones personales, etc, etc. Y que hay una “versión en habla hispana” en la que los dos representantes españoles ni eran parciales, ni voluntarios de gratis, sino que estaban ahí en un caso como corresponsal de una cadena, y en el otro, como parte de una ONG más anti-israelí que pro-palestina. Más anti-capitalista que pro-árabe.

              Sólo un último detalle que creo que es muy revelador. Me refiero a las críticas de todo estos grupos ideológicamente tan comprometidos como magros en su número y de los que Junior también se hace portavoz: el papel del Ministerio de Asuntos Exteriores de España.

                 Dice Junior que las autoridades y gobiernos no hacen nada, o que en la práctica, no terminan de hacer lo que se esperaba y se espera que hagan: darle la vuelta al bloqueo, que sea Israel el país que quede aislado de todo el mundo hasta que, en la práctica, desaparezca. Junior tiene toda la razón en describir los efectos (la aparente pasividad del Gobierno de España), pero me permito, sin ironía, proponer otras causas: el compromiso personal del señor Moratinos hacia la “causa palestina”. Porque la política exterior española con respecto a Medio Oriente no es otra cosa que una extensión de la ideología personal del señor Ministro y de su visión del mundo en la última década. Y, le guste o no a Junior, lo suyo es un efecto secundario de la “red Moratinos” porque él autoriza esos fondos de cooperación.

               Con toda su empanada mental, su partidismo etc, etc nadie le puede acusar a Manuel Tapial de no dar la cara. Todas sus acciones, como las de su micro-organización están expuestas de forma pública y jamás ha negado ser pro-palestino militante, anti-israelí y anti-capitalista. Se ha definido y da la cara para que se la rompan si llega el caso. Moratinos, no. Y Moratinos, si no fuera porque la aplicación del artículo 102.2 de la Constitución española requiere de un cuarto del Congreso para ser presentada y la mayoría absoluta para ser aplicada, es el caso más cercano en la democracia española a lo que se considera “alta traición” en su acepción de servicio a una potencia extranjera. Manuel Tapial se pregunta de alguna manera “de qué va” Moratinos, y lo hace con razón.




                Dice Manuel Tapial que ellos sólo son gente de la cultura que iba a llevar libros a los niños de Gaza. Si volvemos a la foto de familia le vemos con un libro en castellano en la mano: “Relatos y dibujos sobre el futuro de los refugiados palestinos e iraquíes”. Al margen de justificar las actividades de la asociación, se entiende que no era uno de los libros que iba a repartir puesto que, hasta donde me alcanza el entendimiento, no se habla castellano en Gaza. Pero tampoco me extrañaría que el cargamento fuera de libros en castellano que nadie puede leer a costa de fondos españoles porque lo de la Agencia Española de Cooperación, en sus muy funcionariales actividades, lleva a cabo muchas de estas iniciativas que no tienen ni pies ni cabeza, pero que justifican “hacer cosas”. Pocos gobiernos como el español han contribuido, de forma indirecta por medio de ayudas y subvenciones a asociaciones a la causa Palestina. Antes de ser Ministro, Moratinos fue Embajador de España en Israel, entre otros cargos. Y si hubiera que intentar entender su enfoque, se le podría llamar Ministro de Exteriores de Fatah en sus diversos cargos ante la Unión Europea y el Estado español.

               Es muy fácil entender la política de Moratinos con respecto a los palestinos porque es exactamente la misma que aplica aquí: adhesión a un partido. Aquí al PSOE, allí, Fatah, la organización que creó aquel hombre tan honrado, sincero y comprometido con la paz llamado Yasser Arafat. Los de Gaza son de otro partido, de Hamas. De manera que cualquier actuación que tenga que ver con “los otros”, los que están en Gaza, Moratinos se irá con su cara de bobo a otra parte. Hamas, en su cabecita, es “como el PP”. No negará los fondos (de los que se alimenta Junior y otras micro-organizaciones que operan en la zona) pero tampoco hará demasiado por ellos. Porque los de Hamas también son de partido, y matan a los que no son del suyo. Y le tienen tantas ganas a él como a los líderes de Fatah como sinónimo de lo mismo: la corrupción. El buen Moratinos, para entendernos, tiene a los dos lados del Mediterráneo amigos con fama de corruptos hasta las trancas. Aquí, en su partido. Donde José Bono y Ehud Barak se entenderían a la perfección en aquello de coleccionar pisos de lujo. Con su dinero, claro. Los dos son socialistas. ¿Cómo va a pensar nadie que meten la mano en la lata? Y allí con Fatah, cuya corrupción abrió las puertas a Hamas. Si Hamas, como IHH, tienen apoyo en Gaza es porque en la práctica esas organizaciones son las únicas que han hecho “algo” por la población, a costa de obediencia, pero han hecho “algo”.

           Pero para este caso, en su responsabilidad directa en los conflictos de la zona y la confusión de la causa “palestina” baste recordar algunos simples detalles: A. Nunca en la historia de la democracia, España ha tenido tantas tropas en el extranjero en acciones de guerra. B. Nunca antes en la historia de la democracia ha habido tantos muertos en acciones de combate. C. Nunca en la historia de la democracia española ha habido una censura militar tan férrea como la que él ha impuesto. D. Nunca en la historia de la democracia España ha tenido una relación exterior tan dudosa como la actual.
En este momento, de acuerdo a aquella técnica de “si algo funciona, ¿por qué no hacerlo?” hay otro barco rumbo a las aguas territoriales del Estado de Israel. Se llama Rachiel Corrie, en honor a una activista norteamericana muerta en Gaza en 2003. Además de ella, hay una historia de españoles en Israel, alrededor de todos estos eventos, de dinero público indirectamente destinado a la beligerancia contra Israel que tiene una red muy curiosa y multicolor que incluye hasta curas. No todos, no los cristianos, no los católicos, sino miembros muy concretos de la orden de Franciscanos (no la orden completa) que, por ser corteses, hace muchos años que han cruzado la línea del evangélico apoyo a los pobres y necesitados para formar parte de objetivos que son, por definición, anti-israelíes y mensajes que son, simple y llanamente, antisemitas. Aunque se tenga mucho cuidado de decirlos en voz baja. Saludos desde Madrid, fray Ovidio Dueñas, en Jerusalén. Y saludos a sus amiguitos en Belén.
   
               Ahora vamos a ver qué material nos muestran los chicos para demostrar que los pájaros disparan a las escopetas, que vieron algo distinto a lo que hasta ahora hemos visto todos por la cesión de imágenes de la IDF, Fuerzas de Defensa de Israel, Tzahal. Y si me tengo que disculpar, me disculparé en el modo en que más satisfaga al que se considere ofendido. Pero si al principio mencionaba “Los Siete contra Tebas” en versión de Esquilo lo hacía por un doble y muy simbólico motivo. El primero, porque durante toda la obra se utilizan metáforas relacionadas con la navegación. Al inicio, Eteocles, líder de Tebas, habla como el capitán de un barco y dice aquello de “si ocurre – cosa que el cielo no quiera – un desastre, solamente fuera el nombre de Eteocles el que se pregonaría por toda la ciudad, con injurias y con lamentos”. Que viene como pintado para Bibi. El argumento de la obra en sí es muy representativo: siete hombres, totalmente diferentes entre sí, se conjuran para destruir una ciudad, Tebas. Tras mucho derramamiento de sangre, se decide que el asunto se resuelva en un duelo personal entre un campeón por cada bando. Y en este enfrentamiento singular, los dos mueren.
                Pero esto es muy complicado e implica dos acciones complejas en los tiempos que corren: leer, y pensar. De manera que, de nuevo, emplazando mis disculpas públicas a cualquier ofendido en el modo que él/ella decida, y es mejor dedicar una canción. Del mejor poeta latinoamericano vivo, Rene Pérez, de “Calle 13”.  Para Junior, “Tengo hambre”, de la que entresaco sólo una estrofa. “Ven pa' aca el goldito con las tetas, sí, tú mismo, el goldito con la gorrita de ismo: ¿cual es tu pendejismo?”. Y avanzar un poco más, en la estrofa, para recordarle que tengo “el orgullo colgao en la manguera”, que yo no cobro por esto, a diferencia de ti. Que no miento, a diferencia de ti. Que no soy feka, a diferencia de ti. David es otro caso y te explicará que significa la palabra. Para él, con respeto, le dedico “Ven y critícame”. Que estoy seguro que la sabe de memoria.

            A ver ese material que muestran.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Me permito añadir la contradicción que supone que el señor Moratinos sea tan fiel a determinados principios en cierta zona del mundo para pasar directamente a pasarse los mismos por el forro de ya sabemos dónde en otras zonas donde sus intereses están más próximos al poder (léase: Marruecos). Dicho de otro modo: sospecho que el "principio" estrella del señor ministro empieza por "t" y acaba por "r". O sea, el clásico "a ver qué puedo trincar". Eso por un lado. Por otro lado, y volviendo al tema de la solidaridad. Solidarizarse con quien sufre es un imperativo moral, pero la solidaridad debe ejercitarse desde fronteras y supuestos claramente definidos. Hay líneas rojas infranqueables. Como es un entorno que conozco muy bien, puedo señalar los que fueron principales puntos de "roce" (cuando no de enfrentamiento directo) en la época en la que más participé en ese movimiento (1999-2002, más o menos). No quiero sonar presuntuosa, ni muchísimo menos, con lo que voy a exponer. No son más que ideas que se me ocurren a vuelapluma.

Anónimo dijo...

Segundo: la cuestión de la violencia. Personalmente, considero que el error estratégico más importante y con consecuencias más trágicas de los israelíes durante los años 80 fue el apoyo tácito brindado a los islamistas con esa política de laissez-faire, principalmente en Gaza, que desembocó en la fundación de HAMAS y en todo lo que vino después. También creo que el 67 representó una victoria amarga para Israel, al colocar sobre sus hombros una carga que posiblemente no debía haber aceptado. El precio de la ocupación ha sido demasiado oneroso, no sólo en términos económicos y políticos, sino sobre todo en términos emocionales (esto lo explica Amos Oz mucho mejor que yo, claro). La lógica de la ocupación exigió mantener unos niveles de violencia (económica, política, psicológica) insostenibles para todos, pero sobre todo para la sociedad israelí, que en realidad era la que más tenía que perder porque el ejercicio de la violencia termina erosionando, sin excepción, las bases de las sociedades democráticas y en los territorios no existían estructuras a las que poder dar ese nombre. ¿Mereció la pena tanto sufrimiento, cuando resulta que se ha terminado construyendo un muro de separación? (Otro día nos metemos con los países árabes que han aprovechado hasta la saciedad el conflicto en beneficio propio: ni Jordania ni Egipto tuvieron que pedir perdón jamás por ocupar y administrar territorios que no les pertenecían).
(sigue)

Anónimo dijo...

Primero: el reconocimiento de la legítima existencia de Israel. Se podrán someter a debate las diversas fórmulas que puede o debe adoptar el estado, y creo que todos somos conscientes de las opciones y de las dificultades que todas ellas presentan (desde los dos estados hasta la opción del estado binacional o el estado único), así como el malabarismo que supone definir la estructura de un estado sobre una base étnico-religiosa al tiempo que democrática (tema suficientemente explorado en los debates sobre sionismo y postsionismo, etc., que han nacido en la propia sociedad israelí). Pero lo que sí debe quedar claro es que parte del movimiento en el que se insertan acciones como la del Mavi Marmara parte del hecho de que *****no reconocen***** la legitimidad de la existencia de Israel. Éste es un obstáculo infranqueable, porque supone que cualquier llamamiento posterior (al boicot, al bloqueo, etc.) no tiene por objeto la transformación genuina de la política israelí y su reconversión en otra cosa, sino su ****aniquilación**** como tal (es decir, la aniquilación del derecho a la autodeterminación del pueblo judío). Es decir: que cuando se promueve un boicot académico contra Israel, lo que se está promoviendo no es un simple "pues no voy a tu conferencia", sino que se les está enviando a los académicos israelíes y a la sociedad israelí en general el mensaje de que hasta que no dejen de ser/existir, no conocerán la paz.

Anónimo dijo...

Tercero: la transformación del "ethos" del conflicto. El nacionalismo palestino clásico se negaba a reconocer a Israel por una cuestión, si se quiere, demográfico-territorial: se consideraba tarea imposible coexistir en el mismo territorio minúsculo y por lo tanto, uno de los dos tiene que marcharse o desaparecer ("los judíos al mar" o "la política del transfer", según qué lado se elija; hay un libro estupendo de Meron Benvenisti que habla de la significación y transformación del territorio, Sacred Landscapes creo que se titula). El negacionismo de HAMAS y el maximalismo de Lieberman son dos caras de la misma moneda, herederos a su vez de postulados anteriores igualmente maximalistas. El conflicto se basaba en la negativa de cada bando a reconocer las legítimas aspiraciones del otro a vivir en el mismo territorio con plena autonomía. Los pecados de la administración colonial se transfirieron a la estructura del nuevo estado y por ende a la política de los vencidos. Si el mundo árabe en general y las élites palestinas en particular no supieron comprender la profundidad del trauma que miles de años de antisemitismo habían causado al pueblo judío y la necesidad vital de establecer el Estado, lo cierto es que los pioneros del sionismo político y sus sucesores tampoco supieron (salvo excepciones) reconocer en toda su amplitud el trauma que el 48 provocó en el Otro palestino (ejemplo de esto fue el giro que dio Benny Morris cuando declaró a Haaretz que prácticamente la solución al conflicto tendría que pasar en última instancia por la expulsión de todos los palestinos de los territorios, declaraciones que a mí me parecieron escandalosas viniendo de quien venían, por mucha segunda intifada que hubiera estallado). Como ese reconocimiento del trauma ajeno no ha sido pleno ni sincero de forma mayoritaria, es decir, como no se ha reconocido plenamente el sufrimiento del otro a nivel colectivo, nos encontramos con que el conflicto evolucionó hacia una nueva fase "mesiánica", que es la fase en la que nos encontramos ahora. Como quien no quiere la cosa, hemos pasado de hablar del derecho internacional, de una solución justa para el problema de los refugiados o de la resolución 242 a dar por válidos como base para la acción política los argumentos de gente que está convencidísima de que Dios (con mayúscula muy mayúscula) está de su parte, haga lo que haga y pase lo que pase.

Anónimo dijo...

Todo este rollo tan confuso que he soltado queda evidenciado a las claras en dos películas que a mí me sobrecogieron cuando las vi. Una es el documental Channels of rage (lo habrás visto, sobre Subliminal y DAM); el otro, Promises. ¿Es posible el diálogo a día de hoy? Creo firmemente que no. Cada día me inclino más por pensar que la única solución momentánea es el "divorcio" del que habla Amos Oz: tú por lado, yo por el mío. Y cuando se nos haya pasado el enfado, a lo mejor podemos tomarnos un café. Pero ahora no es tiempo de cafés, creo.
Perdón por la longitud :-S

Anónimo dijo...

p.s. naturalmente, soy consciente de que todos estos debates no forman parte, ni de lejos, del imaginario político de una inmensa mayoría de las personas que iban en los barcos. Entre el blanco y el negro hay 256 matices de gris, pero a juzgar por las declaraciones de los repatriados, nadie lo diría.

recibe un saludo y perdón por el plastazo si me he extendido en exceso.

Unknown dijo...

Malaji;

Justamente hoy (vivo en Riad y estoy en mi fin de semana Saudita) solicitaba a la edición digital de un periodico espanhol que publicasen análisis y no solo declaraciones de los testigos espanholes.

Tal vez sea porque solo accedo a versión digital de medios espanholes y al canal 24 horas, pero el caso es que el"testimonio" de los tres, tal y como me ha llegado aquí no terminaba de cuadrarme del todo:
Ha pasado de MT quejandosé de que solo le dieran una comida en la carcel israelita a contar una vivencia espeluznate (que, claro, deja en ridiculo la queja previa), terminando por afirmar que la IDF tiro cadaveres por la borda.

Lo que más me chocó, emitido en el Canal 24h, es que MT tiene que "recordale"a DS que vierón el cadaver de un "periodista malasio"con un tiro en la frente (??..como para olvidar una cosa así!!!!). Esto fue antes de que se informara que todas los muertos son turcos.
La explicación de los espanholes vino despues: "cadavees por la borda".

En fin, ya veo que vostros allí tampoco terminaís de entender el relato presencial.

Un saludo y enhorabuena por la entrada.....y para mí un buen descubrimiento de este blog.

Anónimo dijo...

Se perdieron mi segundo puntero (sobre la violencia) y la conclusión en el ciberespacio... Ay. Desastre.