16.10.08

Valentín Álvarez

Valentín Álvarez (Madrid, 1960)

Cuando Valentín tenía doce años, su abuelo le contó una historia sobre la conmoción que produjo la aparición de los primeros vehículos en Asturias, a finales del siglo XIX. ¿Cómo era posible que un coche se moviera sin caballos? “Es fácil saber por qué funciona un coche – le dijo su abuelo – pero es imposible saber por qué funciona un caballo”. La inquietud de Valentín derivó hacia otro misterio, el de la luz. Se formó en el Instituto Oficial de Radio y Televisión y desde 1981 se incorporó a TVE. Primero como reportero gráfico y después como diseñador de iluminación de todo tipo de programas (como la recordada “Bola de cristal”). Desde 1989 empezó a trabajar como director de fotografía y en casi dos décadas, su trabajo se reparte en varios cientos de producciones que incluyen prácticamente todo el rango de la producción audiovisual en todos los formatos. Documentales, largometrajes e innumerables spots de televisión.

En la madurez de su carrera, su nombre se asocia inmediatamente con dos palabras: elegancia y cine digital. No es casual que el genial y complejo Víctor Erice le eligiera para su último trabajo, “La Morte Rouge”. La fotografía de Valentín tiene un estilo inconfundible, y fue de los primeros directores de fotografía españoles en abandonar los prejuicios hacia el vídeo y la Alta Definición. Hoy es considerado la mayor autoridad técnica en Cine Digital y tanto las multinacionales, como las revistas especializadas le consultan cada vez que sale una nueva cámara al mercado. Pero se podría considerar esta inquietud de Valentín por las aplicaciones cinematográficas de las nuevas tecnologías como parte de una faceta mayor de inquietud y curiosidad por explorar, lo que para él es una consecuencia de aquella anécdota de su abuelo. Ha publicado sus fotografías en medios gráficos (El País Semanal, Ajoblanco…) y además de la producción audiovisual, ha estado toda su carrera asociado a la iluminación de ópera y espectáculos teatrales con la compañía Animalario. Así como ha tomado parte en las radicales apuestas que la empresa sevillana GPD ha llevado a cabo en la concepción de los museos europeos.

Además de “Perfiles”, en este momento está finalizando un documental sobre la arquitectura de Norman Foster en todo el mundo para Art Commisioner London y las instalaciones audiovisuales para el Museo de Historia de Andalucia.

Grabación de Vanessa Pilo de berberisca.

A propósito de la Parashá Behaaloteja, aquella en que se relata el modo en que las luces de la menorá deben iluminar hacia la parte delantera del candelabro, el Zohar dice que los relatos son, en realidad, un vestido, pero que el orgullo de las vestiduras es el cuerpo humano, lo que está debajo. En medio del salón de Mercedes Bendayán, con todo patas arriba y la casa totalmente invadida por el equipo de grabación, los cables y las cámaras, la analogía se hacía evidente.

Grabacion Berberisca SefaradVanessa Pilo durante la grabación.

Por mediación de Ana Bensadón, disponíamos de dos trajes de paño de más de cien años de antigüedad, profusamente decorados con bordados de oro. Pero es sin embargo Vanessa Pilo, que ha sido madre recientemente de una niña, Hanna, a la que ha dejado al cuidado de su marido para soportar casi diez horas de grabación, la que realmente se ha convertido en el orgullo del traje y le ha dado un sentido a la jornada.

Vered Kurlender (izquierda) y Valentín Álvarez, director de fotografía.

Vanessa ha hecho brillar el traje y, de alguna manera, ha iluminado hacia delante. Por un lado, lo que queda del proceso de producción; dos días más de grabación (uno en Madrid y el otro en Israel), y habremos terminado. Pero por otro, nos ha disparado la imaginación hacia el futuro. A ese día en que Hanna vea la película y, probablemente, se ría del aspecto que tenían su madre y su tío por aquellos años. Y a ese otro día en que ella, a su vez, vuelva a hacer brillar un traje de berberisca.