A propósito de la Parashá Behaaloteja, aquella en que se relata el modo en que las luces de la menorá deben iluminar hacia la parte delantera del candelabro, el Zohar dice que los relatos son, en realidad, un vestido, pero que el orgullo de las vestiduras es el cuerpo humano, lo que está debajo. En medio del salón de Mercedes Bendayán, con todo patas arriba y la casa totalmente invadida por el equipo de grabación, los cables y las cámaras, la analogía se hacía evidente.
Por mediación de Ana Bensadón, disponíamos de dos trajes de paño de más de cien años de antigüedad, profusamente decorados con bordados de oro. Pero es sin embargo Vanessa Pilo, que ha sido madre recientemente de una niña, Hanna, a la que ha dejado al cuidado de su marido para soportar casi diez horas de grabación, la que realmente se ha convertido en el orgullo del traje y le ha dado un sentido a la jornada.
Vanessa ha hecho brillar el traje y, de alguna manera, ha iluminado hacia delante. Por un lado, lo que queda del proceso de producción; dos días más de grabación (uno en Madrid y el otro en Israel), y habremos terminado. Pero por otro, nos ha disparado la imaginación hacia el futuro. A ese día en que Hanna vea la película y, probablemente, se ría del aspecto que tenían su madre y su tío por aquellos años. Y a ese otro día en que ella, a su vez, vuelva a hacer brillar un traje de berberisca.
Por mediación de Ana Bensadón, disponíamos de dos trajes de paño de más de cien años de antigüedad, profusamente decorados con bordados de oro. Pero es sin embargo Vanessa Pilo, que ha sido madre recientemente de una niña, Hanna, a la que ha dejado al cuidado de su marido para soportar casi diez horas de grabación, la que realmente se ha convertido en el orgullo del traje y le ha dado un sentido a la jornada.
Vered Kurlender (izquierda) y Valentín Álvarez, director de fotografía.
Vanessa ha hecho brillar el traje y, de alguna manera, ha iluminado hacia delante. Por un lado, lo que queda del proceso de producción; dos días más de grabación (uno en Madrid y el otro en Israel), y habremos terminado. Pero por otro, nos ha disparado la imaginación hacia el futuro. A ese día en que Hanna vea la película y, probablemente, se ría del aspecto que tenían su madre y su tío por aquellos años. Y a ese otro día en que ella, a su vez, vuelva a hacer brillar un traje de berberisca.
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