No hay palabras. O, más exactamente, da la sensación de que ya las palabras no tienen sentido. Vergüenza es una. La prensa israelí se ha despachado a gusto con titulares como “Siete idiotas en el gobierno”. Y todo lo que una persona con dos dedos de frente puede decir sobre este tristísimo, terrible y jamás suficientemente lamentado incidente del buque Mavi Mármara, ya lo ha dicho antes y mucho mejor, David Grossman. Lo que pretendo es, sinceramente, apelar al sentido común de mis mayores. A aquellos que conocieron la España, la Europa, la América y el Israel de las décadas de finales de los 60, los 70, la Transición española y hoy, probablemente, son abuelos. Se hace necesaria su sabiduría y su experiencia: ya han pasado antes por esto.
Además de la lectura obvia, desde el ángulo del horror y el asombro ante lo insondable de la estupidez por la pérdida de vidas humanas, hay una segunda lectura: el incidente del Mavi Mármara también puede leerse como la primera victoria fuera de territorio americano del “Socialismo del Siglo XXI”, ese de Chávez, el que nadie se toma en serio y parece una cosa de propaganda de abuela anti-comunista el denunciar como algo peligroso. Pero es que es peligroso, y mucho. No el comunismo, ni la izquierda, sino Chávez y lo que representa. Y en la parte que le toca con Oriente Medio, ha ganado y ha obtenido una victoria rotunda sobre Israel en términos de sus propios objetivos, los de la propaganda. Como toda propaganda está puesta al servicio de lanzar un mensaje muy claro y muy fácil de entender para cualquiera: el Sionismo es al siglo XXI lo que el Fascismo fue al siglo XX. Estamos ante el equivalente de aquella Unidad frente al Fascismo de los años 30 con el que un grupo concreto quería simular el representar a toda la sociedad. Y si en la América del siglo XX era Cuba el foco desde el que brillaba la “luz de la revolución”, alguna de esa gente y su espíritu están ahora en Venezuela, donde forman parte de una nueva ideología, ese “Socialismo del Siglo XXI”. Se repiten hasta los esquemas: las escuelas de medicina como centros de instrucción revolucionaria, etc, etc… Como igualmente monótonas y repetitivas son las acusaciones al enemigo: el que dice eso, que la ELAM es, además de una facultad de medicina, un centro de formación para la exportación de esa particular revolución, es un fascista. Los tres ciudadanos españoles que se encontraban entre los pasajeros del barco, pertenecen a esta ideología y contribuyen con su esfuerzo, talento y pasión a propagarla por medio de acciones y vídeos en la red en una de esas nuevas dimensiones de Internet 2.0 en la propaganda, que es decir, en la guerra informativa. No son pro-palestinos: es la extrema izquierda como forma de vida. Y no son pacifistas. Ni tampoco guerrilleros. Son primmas donnas de la Revolución 2.0.
Pensar que en el Mavi Mármara había 700 terroristas o 700 “rojos” no es sólo atentar contra el sentido común, sino, precisamente, repetir todos y cada uno de los errores que han desembocado en esta terrible situación y abrir la puerta a que se repita. Es darle la victoria a ese grupo en el que están los tres “cooperantes” españoles y que intenta ser la representación y la voz de muchas cosas, entre otras, de la causa Palestina hoy. En ese barco no había 700 terroristas sino 700 hombres y mujeres totalmente convencidos de que aún es posible llevar a cabo un mundo mejor y que participar en aquella aventura era una forma de hacerlo.
Si se presta atención a las imágenes que Manu y su chica nos proporcionan, se advertirá que hay mucho “veterano”, viejos hippies, nostálgicos, profesores universitarios que de alguna manera tienen en común el pensar, sinceramente, que el Sionismo es el Fascismo del Siglo XXI y que todos hemos de unirnos, incluso los judíos, para poner fin a ese peligro que nos amenaza. Como en aquellas piezas de propaganda de los años 30, el Mavi Mármara compone un cuadro perfecto de una frase que ya nadie se toma en serio: un grupo de intelectuales, obreros y artistas. Que hoy posiblemente se sienten violados y que, posiblemente, tras un momento de shock estarán dispuestos a montarse en otro barco como ese, pero, esta vez, prevenidos ante lo que ellos consideran que será un ataque “a saco” en cuanto aparezcan por las aguas de Israel. Dispuestos a “defenderse” en “la próxima” de las “hordas sionistas”. Sin pararse a pensar que lo más parecido a lo que en la práctica intentan hacer es un desembarco. Y esas personas sienten, de corazón, que han perdido a sus compañeros en la causa eterna de la libertad universal, y que ahora Israel es la amenaza como una nueva “tiranía”. También había árabes, musulmanes, en aquel barco: de hecho, eso eran la mayoría. Además de un poco de todo. Pero la mayoría de esas personas (en términos porcentuales la práctica totalidad) no estaban presentes en la cubierta superior ni tuvieron nada que ver en los hechos que allí de desarrollaron. Esa cubierta superior que aparece en las imágenes que ha provisto la IDF, el Ejército de Israel, y con la que pretende justificar que les estaban esperando para “darles con todo”. Lo que es rigurosamente cierto. Sobre lo que pasó en la cubierta superior, la mayoría no vio nada, y hacerlos “cómplices” del grupo que se enfrentó a los soldados, es hacerle un favor a “todo esto” un “sacar provecho de la sangre” que es indigno. Y nuestros tres españoles andan en esa indignidad. Se lo digo a la cara. La ideología, las ideas, se las paga uno. La diferencia es tan sutil como la que hay entre la relación libre entre dos adultos y la prostitución. No pongo en duda la ideología, y no habría nada más estimulante que un diálogo y un debate. Pero en este caso, lo que pongo en duda es la honestidad, con lo que todo diálogo queda inhabilitado por definición. Hablar “mal” de Israel y “bien” de los palestinos es su trabajo, son profesionales de la propaganda, no voluntarios desinteresados. Lo que los convierte en funcionarios extra-oficiales de Venezuela y de los presupuestos generales del Estado español a cargo de las ONGs. Digamos que en los mismos polvorientos y ya no tomados en serio términos de la revolución en los viejos tiempos, si la mayoría del grupo del barco era de la CNT, esos que estaban esperando a los soldados eran de la FAI, la sección de “combate”. Y a estos tres españoles me cuesta colocarlos, no se muy bien en qué cubierta estaban. No me refiero a “físicamente”, sino en cuanto a sus propios objetivos, a las ideas, lo inmaterial. No me cabe la menor duda que en el caso de los tres, el objetivo estaba cercano al bolsillo. Entiendo perfectamente, pero perfectamente, al árabe que estaba a bordo de aquel buque y que cuando vio entrar en su sección o camarote a un soldado israelí, donde estaba con su familia, le diera exactamente lo mismo que el soldado tuviera o no un arma y se defendiera con uñas y dientes. Por su familia. Cualquiera habría hecho lo mismo. Y en esa actitud no hay tampoco muchas diferencias culturales, raciales o religiosas. Pero; ¿qué hay de estos tres campeones? ¿De dónde salen? No son palestinos, ni musulmanes. ¿Qué son en realidad?
En su relato, los soldados israelíes hablan de un “linchamiento”. Pero sus palabras, vistas desde afuera, no son demasiado exactas. No hay perspectiva. Si se observa con atención, en el modo en que se ataca a los israelíes hay un patrón, un entrenamiento, muy bien ejecutado. En la izquierda de la imagen hay un “punta”, uno que está observando y que no pierde la calma. Cuando baja un soldado israelí del helicóptero hay “alguien” que lo espera. Obsérvese que cada vez que baja un soldado, dos hombres del lado izquierdo salen a su encuentro para enfrentarse a él cuerpo a cuerpo. Todo sigue un patrón, está entrenado, ensayado y verificado previamente. Cada vez que baja un soldado del helicóptero, salen dos por la izquierda de la imagen para hacerle frente, con bastante éxito. Tiene exactamente cuatro tíos contra él. Tres que le están cerrando y su propio "punta" que está atento de que no venga uno por detrás. El “punta de todos” está tranquilo, da señas y sólo hace “algo” para ayudar cuando tira a un israelí a la cubierta inferior del barco. Y después de eso que vemos en vídeo, empezaron los tiros. Murieron las personas. Si se observa con atención las imágenes, los soldados israelíes están muchísimo más nerviosos que sus atacantes, que les zurran con tranquilidad y sin perder la calma. No es un linchamiento, es un combate cuerpo a cuerpo en el que los israelíes se enfrentan a un enemigo superior, mejor entrenado y mucho mejor preparado para el cuerpo a cuerpo. O al menos, mejor que esa parte de las Fuerzas de Defensa de Israel que aparecen ahí, en el vídeo. No me atrevo a decir que alguien quería muertos, o que trabajara por ellos. Pero es lo que parece, es un "clásico": provoco y aguanto la posición hasta donde puedo, abro fuego real para desencadenar la autorización de tiro, y a correr cubierta abajo para mezclarse con los demás. Nunca lo sabremos. Pero el hecho de que hubiera muertos, además de suponer una fractura en las relaciones entre Israel y Europa y un echarse las manos a la cabeza de la sociedad israelí, es obscenamente beneficioso a todo este asunto del “Socialismo del siglo XXI”, que no tiene ningún problema moral a la hora de colgarse una medalla por la victoria. Hay una larga tradición de que los muertos los pongan otros.
Esta es la foto más famosa de los tres españoles. En el centro, David Segarra, valenciano, residente en Venezuela, periodista y realizador comprometido. A él le debe el canal oficial de Venezuela, Telesur, unos cuantos documentales en los que alaba a Chávez y, sobre todo, pone todo su genio al servicio de denunciar “la conspiración”. ¿Alguien se acuerda de la Revolución Twitter de Irán? Sí, aquella en que veíamos a todo el mundo en las calles de Teherán por Internet, pero que terminó en nada de nada y con un montón de muertos encima de la mesa. David Segarra nos cuenta en castellano que en realidad la “revolución iraní” no era iraní, sino una maniobra de la C.I.A. Que los revolucionarios de Irán, para entendernos, eran contra-revolucionarios pagados por los “malos”. Todo así de trasnochado, pero así de efectivo. Segarra es de lo que piensan que hay una “conspiración” internacional en marcha. En esa óptica, no sólo la CIA “manipuló” Irán para cocinar una revolución de Irán, sino que antes lo había hecho en Venezuela. Y, de nuevo, David hizo el documental para demostrar que la propaganda es siempre “la del otro”, que si no estás conmigo, estás contra mi. Y que el que dice algo en contra de “todo esto” o es un fascista, o está pagado por algún ente internacional misterioso. Creo que en estos días Koestler tiene algún sentido, aunque ya se encuentre agotado en las librerías.
En 2007 se produjo un revuelta estudiantil en Venezuela de la que se dijo lo mismo, que era parte de una conspiración. Y además, lo dijo David. La locución, la voz del documental, es lasuya. Te invito a que veas el inicio y escuches a una buena señora diciendo aquello de “¿Pero qué es eso de que aquí en Venezuela no hay democracia?” Más o menos es en esas mismas fechas cuando se intensifican los ataques contra los judíos en Venezuela por ser parte de esa “conspiración”. Atentos a las declaraciones del personaje en programa de máxima audiencia nacional en referencia a los judíos y su implicación en un movimiento en el que, curiosamente, son los sacerdotes católicos los más destacados y públicos líderes. Este personajillo es uno de los personajes que aparecen en esta “obra maestra” del amigo David en el que se denuncia la "infiltrición". Sólo les falta usar la palabra "cosmopolita", el eufemismo de Stalin para referirse a los judíos.
Chávez visitó el territorio de la ANP en enero de 2009. En Ramalah, una plaza en la que es muy querido Moratinos desde hace tiempo, a Chávez lo esperaron con banderas de Venezuela y retratos, como a un líder árabe. Cuando Chávez regresó a casa, se produjeron ataques en una sinagoga de Caracas. Así que tenemos en televisión nacional, en Tele Sur, ese canal para el que trabaja como autónomo David, a Chávez hablando sobre el asunto. El tono de todas sus intervenciones es el mismo, como el mensaje final: los judíos han fabricado su propio ataque para desprestigiarlo a él. El discurso es tan delirante, esquizofrénico e increíble, que si después de escuchar a Chávez a uno no le queda claro que hay un “algo raro” en la percepción de la realidad del “Nuevo Socialismo del Siglo XXI”, no tiene más que ver el acto de solidaridad organizado con los judíos en el que de pronto pasan camiones con gente y altavoces que repiten que los Estados Unidos e Israel generan sus propios ataques. David Segarra participa y genera material desde esa coordenadas. Decía su madre que su hijo no tiene más arma que su cámara, y nadie puede acusarla de mentir. Pero es eso, un arma, cuyo objetivo es la eliminación del contrario, no el servicio a la verdad. Entre otras cosas, porque cobra por ello. Lo que relativiza un poco la pureza de sus ideales. En los viejos tiempos, uno pagaba por sus ideas, no vivía de ellas.
En este nuevo ejercicio de “recomponer la Internacional Socialista” en clave “ideológica”, este Socialismo del Siglo XXI quiere “coleccionar judíos” para su causa, como antes coleccionaba curas en Hispanoamérica. Lo que tiene algo de paradójico y hasta de candoroso. Digamos que si la infiltración “revolucionaria” en las comunidades de base de las parroquias en Hispanoamérica se llevó a cabo a través de la Teología de la Liberación, en el siglo XXI el camino es el de coleccionar “judíos antisionistas” para darle verosimilitud a, digamos, el elemento ideológico que permite colocar el conflicto en “clave revolucionaria” y “olvidarse de la religión” como elemento para crear un enemigo común, que son los “fascistas de siempre”, etc, etc, bla, bla, bla. Una idea que, posiblemente, era lo único que tenía en común toda aquella gente que iba en esa flota, la de oponerse a Israel, el enemigo común. David además tiene experiencia en el tratamiento del tema de las causas espirituales-revolucionarias-liberatorias. Los Socialistas del Siglo XXI han tenido más éxito a la hora de coleccionar palestinos que legitimen “la causa”. De nuevo, es absolutamente comprensible si tenemos cuenta que en la práctica la “causa Palestina” está fragmentada y los países árabes no les hacen ni el menor caso. No es de extrañar que se unan con entusiasmo a alguien que está dispuesto a poner todo lo que tiene al servicio de tu propia causa. El rostro de Susana Khalil no es ajeno a los venezolanos. Por supuesto que ella también tenía algo que decir al respecto de lo que ha pasado en aguas internacionales. Y en castellano. Si tenemos en cuenta que la defensa de Israel tiene también sus primmas donnas 2.0 a lo mejor se entiende que, de nuevo, lo que se pone en duda es la honestidad, no las ideas.
Pero este asunto de “coleccionar judíos” que legitimen el Sionismo como Fascismo del siglo XXI por encima de razas y credos, no es la especialidad de David. Sino de los otros dos cooperantes y su organización. En Francia existe ya un “Partido Antisionista” que tiene una colección de judíos que enseñar. Entre las desconocidas iniciativas de este partido que sólo están disponibles en Internet, se quiso boicotear a la marca de ropa H&M por abrir una tienda en Jerusalén. La “acción” paralela en España la llevaron a cabo los otros dos cooperantes implicados en el asunto del Mavi Marmara, “Manu” y su novia, que es quien graba y edita las piezas. Y a quien le debemos los vídeos del desarrollo de los acontecimientos hasta el momento previo al asalto en el Mavi Mármara en castellano.
El padre de Manu, Manuel Espinar (Manuel Sr) es un veterano de la extrema izquierda madrileña que comparte con su hijo el negocio familiar de una ONG que se llama Cultura y Paz Haydee Santamaría, en honor de la revolucionaria cubana. Poco después del asalto, Manuel Sr ya empezaba con el tema, la monserga del “oye, que esto no tiene nada que ver el ser judío y sionista”. Sólo le faltó decir lo de “yo tengo amigos judíos”.
Una de las actividades que justifican la razón de ser de esa ONG es su participación en el Encuentro “inter-pueblos” que es profundamente anti-israelí y muy de la coordenada ideológica del “Socialismo del Siglo XXI” en sentido pleno; son órganos independientes, pero venden el mismo producto ideológico y quien tiene dinero para pagarlo y regalarlo a otros que lo quieren comprar es Venezuela, por los propios intereses de su gobierno actual. Dejemos al lado la revolución. En la práctica, lo que cada uno piense y haga con sus ideas, es su problema. Y si hablan mal de Israel es porque alguien lo quiere escuchar y está totalmente de acuerdo. Pero ellos mismos se comportan como combatientes en un frente, en un bando, en una lucha que implica el sometimiento o eliminación física del contrario. Sin que al mismo tiempo tengan el valor ni la honestidad de cargar con ello hasta las últimas consecuencias. La línea de separación, muy sutil, radica precisamente, en lo inmaterial, en lo ideológico, en esa “intelectualidad” de la que se consideran representantes y para la que, en la práctica, no tienen mucho que aportar. Como Chávez, Manuel Sr y Manuel Jr hablan de “paz” y de ser pacifistas. De hecho, Manuel Sr. fue un anticipado en esto del documental político de bajo coste, el que se hace con una cámara digital y se puede editar completamente en un ordenador para dejarlo listo para Internet en una calidad suficiente para que pueda seer reemitido en una televisión abierta (si se da el caso). Manuel Sr fue invitado a Venezuela en 2004 y al volver trajo unas imágenes con las que se compone un retrato que no tiene desperdicio y debería ocupar una plaza propia en la historia de la retórica lameculos.
Manu Jr, con su chica, están totalmente volcados en la Causa Palestina y sus “documentales” nos los retratan en la “zona de operaciones” ya a principio de año, de “visita por la zona” y preparando el camino. En el Líbano les acompañó Manuel Sr. Que en este caso se ha quedado en España para atender, amablemente, a las cadenas de televisión. Antes de la partida, fue un fervoroso profeta de la causa. Y en la perspectiva de lo que ha pasado, la retórica de Manu Sr tiene un algo inquietante. Un recordatorio de que esto sólo es el principio de lo que se viene. Porque si una técnica funciona: ¿por qué no volverla a usar? El antisemitismo no será muy inteligente, pero es a la política lo que la patada a los testículos en la lucha: siempre funciona. Hablar mal de los judíos, siempre tiene público.
Ni el Socialismo del Siglo XXI es el Comunismo del Siglo XX, ni el Sionismo es el Fascismo. Cuando reclamo la perspectiva de los mayores, lo hago a conciencia porque en realidad yo ni siquiera había nacido cuando Eva Forest andaba haciendo sus primeros pinitos de primma donna de la revolución, y estaba empezando a caminar cuanto tomo parte en el atentado de ETA en una cafetería de Madrid en 1974. Resultado: 12 muertos y 71 heridos. Cuando ella falleció, Manuel Sr le hace un rendido homenaje en el mismo tono lameculos que a Chávez. Ella era la revolucionaria esposa del dramaturgo Alfonso Sastre (que está en el mismo rollo del Socialismo del Siglo XXI porque en realidad no ha cambiado de idea desde finales de los 60 ). Tuve la oportunidad de conocer a la pareja y pasar unos días con ellos, en Hondarribia, cuando ella aún vivía. Curiosamente el motivo del encuentro era hablar de la eventual adaptación cinematográfica de una de sus obras, “Escuadra hacia la muerte”, que habla de la rebelión contra la autoridad, y lo que pasa después, cuando de hecho se logra eliminar al opresor y ya no hay un enemigo común al que oponerse. Mi, digamos, "diálogo" con Eva Forest no fue demasiado fluido porque en la práctica, más allá de la cortesía, no teníamos mucho que decirnos ni éramos del mutuo interés el uno del otro. Luego, picado por la curiosidad, pregunté a unos y a otros por “aquello” de la bomba, y la historia de lo que había pasado con aquella pareja, en perspectiva. Y en estos juegos de primma donna revolucionaria, espero que no sigan el mismo rumbo de “revolución a lo 2.0”. Aunque si lo siguen, los que van a comer mierda son los palestinos. Cuando Eva fue detenida, dio todos los nombres de las personas que conocía que militaban en algún partido de oposición al franquismo; o en ninguno, pero pensó que podría ser útiles. En la práctica, fue bien tratada en la cárcel como colaboradora y a muchas de esas personas a las que denunció, les destrozaron la vida los “malos de verdad”. El muy literario objetivo de aquella mujer al delatar a medio mundo sin que le llegaran a poner una mano encima (ella, la que siempre denunció la tortura franquista) era convertir "aquello" en el “Gran Juicio” contra la dictadura. Pero no fue así. Sólo fue una perversión, o, más exactamente, la perversión de la perversión: una colaboradora de la represión franquista, cronista del atentando a Carrero Blanco (el libro dónde se cuenta lo escribió ella) y se refugió detrás de la izquierda Abertzale con la Democracia. Forest era de Barcelona y Sastre es de Madrid, pero hicieron causa por la liberación de Euskal Herria. No de Euzkadi, de Euskal Herria, el proyecto de independencia de corte socialista del que habla ETA. Así que cuando uno descubre entre los emocionados recuerdos de la compañera Genoveva las palabras de Manuel Sr, dan ganas de hacer apuestas para ver, a la llegada de las tres primmas donnas de la Revolución 2.0 a España, hasta que punto estos jóvenes cachorros de raza caniche son capaces de repetir, punto por punto, las consignas, como las repetía ella, con esa firmeza y convicción.
Pero todo esto del 2.0, y el personaje de Chávez mismo, por muy poco serio, interesado, pueril y pasado de moda que parezca, es muy serio y, de momento, ya ha probado su capacidad política de transformar América en una década y ahora se lanza a Oriente Medio con la simpatía de “aliado temporal” del gobierno actual de Irán. Yo, la primera vez que escuché hablar de “eso que se viene”, que de forma poética Chávez denomina “lo que cabalga por Venezuela”, fue en el Centro Carcelario del Pavón, en Guatemala, en el año 1991, que es decir, casi tres años antes de que se hiciera visible el FZLN, Frente Zapatista de Liberación Nacional. En aquella cárcel, un preso salvadoreño me dijo que cuando estaba cruzando México rumbo a Estados Unidos, a pie, como hicieron decenas de miles de salvadoreños, lo interceptaron en Chiapas unos hombres armados, no muy lejos de San Cristóbal de las Casas. Y que eran indios, pero de una insurgencia que no conocía. Le preguntaron si “era servido”, que es decir, si había tomado las armas y él dijo la verdad: que había estado en el ejército de El Salvador, pero que se había escapado y que iba rumbo “pa’ los Estaos”. Aquellos hombres, amablemente, le invitaron a pasar la noche para que comiera y descansara en ese largo camino que aún le esperaba hasta su destino. Me contó que lo llevaron a su campamento, donde había de todo: salvadoreños que habían estado en la guerrilla y en el ejército, guatemaltecos, nicaragüenses y, por supuesto, el misterioso subcomandante. Llevaban allí ya una década, según él. Se quedó algunos días porque decía que allí todo el mundo era humilde, pobres, pero que era una sociedad nueva, donde todo el mundo aprendía a leer y escribir, y sobre todo, que no se parecía a “nada”, a ninguna de las “insurgencias”. Aunque sus siglas recordaran a los del FMLN de El Salvador era “otra onda”. En Guatemala más de un cuarto de millón de indígenas fueron masacrados durante casi cinco décadas de la forma más cruel por la única razón de, precisamente, no tomar partido por una guerra que no era suya, la del ejército contra la guerrilla. Fueron muertos por ser potencialmente una amenaza “para el contrario”. Por el temor a que “la indiada” se hiciera “de la insurgencia”, el ejército arrasaba aldeas, con orden de violar a las mujeres primero. La URNG, la “federación de guerrillas” de Guatemala, también los mataba por colaborar con el ejército. Pero como eran muchos menos, mataron menos. Todos los ángulos posibles del horror se dieron allí, y no había cámaras, ni Facebook, ni siquiera prensa para contarlo. De hecho, cada vez que alguien intentó poner una cámara, o ser testigo, corrió la misma suerte en una olvidada cadena por la justicia y el compromiso en estos días en que vuelven las consignas. Myrna Mack, por ejemplo, fue asesinada por investigar lo que estaba pasando en las comunidades. Lo mismo sucedió a Monseñor Gerardi cuando intentó desentrañar las claves del asesinato de Myrna. La de los muertos es una lista larga, multicultural y multiétnica. Pero eso era Guatemala. México, era otra cosa. El país que se había librado de todo tipo de guerrilla y que era, de hecho, el santuario de la guerrilla guatemalteca. Pero aquel preso guanaco, salvadoreño, se había criado en esa América y decía que ese ejército indio no tenía nada que ver con nada de lo que había visto en toda su vida. Pero al final siguió camino, logró colarse en Estados Unidos, se metió en varios líos y terminó en aquella cárcel de Guatemala donde nos encontramos.
Cuando hablé con otros de aquella historia del misterioso “ejército de los indios” que “se venía”, la respuesta se parecía mucho a la que recibo hoy cuando intento, al menos, pensar en la perspectiva de que estamos ante la primera victoria en la internacionalización del Socialismo del Siglo XXI, el de Chávez, al que nadie se toma muy en serio y que necesita muertos para la causa, vengan de donde vengan. Al fin y al cabo, me decían, Cuba ya estaba perdida y los indios eran unos “brutos”, unos indios. Todo eso de la guerrilla por la revolución mundial ya pertenecía entonces al pasado (aunque aún tardaron varios años en firmarse las paces definitivas en toda la zona y la muerte de Cuba es un poco como la del teatro, que nunca llega). Ya entonces me dijeron que sólo eran consignas vacías de nostálgicos. Que ese no era el problema, que era otro. En el 94 saltó la liebre y hasta hoy, el Ejército Mexicano no ha sido capaz de hacerse con los zapatistas. Se inaugura en este momento, en 1994, una nueva “modalidad” de “apoyo solidario”. En el caso de los zapatistas fue el cantante francés Manu Chao la cara más conocida de aquella red, pero hubo muchos europeos que destinaron dinero y entusiasmo a aquel movimiento. El dinero y entusiasmo que Europa dedica a todo conflicto que no tenga lugar dentro de sus fronteras y que ahora enfoca a Oriente Medio y considera a Israel como el Gran Satán.
Chávez intentó anticiparse a todo aquello, y dio un golpe de Estado que fracasó en el 92. No llegó al poder hasta el 99. Y por mucho que se le insulte y el personaje resulte en sí hilarante, hay que respetarlo, y mucho. Vende un producto que se quiere comprar: Israel = Fascista. Revolución = Cultura. O como dice Chávez mismo de forma más clara “nosotros somos los amigos de todo lo bueno y bonito de la vida”. Adolescente, como la política española, pero igualmente efectivo. Pero Venezuela ha cambiado la faz de Hispanoamérica y ha puesto, de forma declarada, el punto de mira en Palestina como una estrella más en su bandera de la revolución universal. Hoy, la mayor de ellas. La “plata” de Chávez ha contribuido, entre otras cosas, al inefable gobierno de Cristina K en la muy culta y sofisticada Argentina (por aquello de que nadie se toma muy en serio a los bolivianos por ser indios, y no cuentan para poner ejemplos. Que se lo pregunten a los mexicanos). Hace menos de un año, en Honduras, Venezuela tuvo una participación clave en la política del país. De hecho, nada mejor que un documental del mismo David Segarra, ese mismo que ahora nos va a informar a todos sobre los maltratos que ha recibido en Israel, de los soldados que bajaron disparando a la cow-boy sobre gente desarmada, etc, etc. Puras babosadas, pues. Los estaban esperando y de hecho, él contó a la televisión de Venezuela que se iban a enfrentar a ellos. En Honduras, como en Colombia, el canal para el que David a veces trabaja, Tele Sur, ha sido acusado (y pillado) en la fabricación de varias esquizofrénicas “falsas pruebas” que han sido en la práctica algunas de las justificaciones “por los hechos” con los que se pretende legitimar la intervención de Venezuela en otro país. Por supuesto que todo el que diga algo parecido está pagado por la CIA, por la Mafia de Miami o el sionismo. Claro. Como no podía ser de otra manera. ¿Qué es eso de que él tiene relación con las FARC e Irán sino cosas de propaganda? Y es Chávez mismo el que se anticipa a decir que le están preparando falsas pruebas. Que el enemigo, siempre es el otro.
“Esto” ha sido terrible y en la práctica no ha hecho más que empezar. Se han perdido vidas que no se van a recuperar nunca en lo que, de momento, es un enorme y sangriento monumento a la estupidez humana que no conoce fronteras, colores, raza, ni religión. Israel está en shock, el mundo está en shock y nuestras primmas donnas de la Revolución 2.0 en castellano están rumbo a casa. Dejemos Oriente Medio donde está, no se va a mover de ahí, y va a doler, y mucho. Palestina es una “causa” (con o sin palestinos) y es “causa”, en castellano. Se dirá que son “cuatro gatos de Internet”, pero en pocas horas las redes de “cuatro gatos” movilizaron delante de la Embajada de Israel a un millar de personas gritando “Intifada” y clamando por la expulsión del Embajador, que en este momento atraviesa un momento clave como representante de Israel y los judíos en habla hispana. Esta noche, en “59 segundos” de TVE, ha dado la impresión de estar deseando comprarse uno de esos apartamentos de Ramat Aviv para ser vecino de esa eminencia llamada Ehud Barak. Es inevitable recordar con nostalgia a “los mayores”, a Shlomo Ben Ami ), a Ehud Gol. Hasta a Victor Harel. Sionistas, de corazón. De los que no se van a calentar cuando les llamen fascistas, sino que van a mantener la calma y meditar sus palabras antes de responder, tras discernir que es lo mejor para todos. Privilegio y virtud que le ha sido negada al actual embajador (que está adornado, sin duda alguna, con otras virtudes).
En una semana todo esto se habrá olvidado y el único material que quedará será precisamente el de Internet, esa “información poco fiable”. Pero Internet es la tele, la biblioteca y el cine de una generación, tanto en Hispanoamérica como en todo Oriente Medio. Una generación que tiene en común el hecho de ser pobres y de que la mayoría es aún adolescente.“Todo esto” lo escuchan por primera vez. Es por eso que, sin saber muy bien cómo, emplazo a mis mayores. A los que sí fueron miembros del Partido Comunista de España y sí se enfrentaron a Franco con una idea de servicio a los demás, por el bien de todos y sin mediar interés de por medio. A los sionistas, a los kibuttzim, que a golpe de trabajo y demasiados sacrificios construyeron la infraestructura de un país, el Estado de Israel, Hogar Nacional Judío. Los que dan la mano con la misma firmeza con la que defienden a los suyos. Incluso a mis mayores entre los palestinos, a la generación de la OLP, los que realmente pelearon en las mismas condiciones contra Israel: con entrega por los suyos y sin esperar un beneficio personal, con la vista puesta en el futuro. Simplemente que se pregunten si además de hablar tanto de Abd El Kader el Husseini, qué hubiera hecho él hoy. En qué cubierta hubiera estado. Porque el futuro, el hoy, es de las primmas donnas, los cantamañanas y Facebook. Lo único que es de verdad, son los muertos.
Entiendo perfectamente al que piense que esto es una tontería, que al fin y al cabo los que se enfrentaron con los israelíes al grito de "Allah Akbar" eran "árabes". Que el problema es el "islamismo" y el conflicto "árabe/palestino". Es, haciendo un paralelismo, volver a pensar que los árabes son unos indios, unos "brutos". Te invito a hacer el ejercicio de escuchar a los árabes. Y utilizo la palabra con propiedad. Porque el problema árabe/israelí se terminó exactamente a finales de octubre de 1973, con el alto el fuego tras la "Guerra de Octubre", del "Ramadán" o "Yom Kippur". Y el conflicto terminó en ese momento por un muy árabe motivo: el honor (que los palestinos parecen haber olvidado). En el 67 Israel le metió una paliza de proporciones bíblicas a un ejército formidable. En el 73, Siria y Egipto se la "devolvieron". En menos de 6 años, las Fuerzas Armadas de Egipcio se transformaron en una maquinaria perfecta que llevó a cabo una operación de ingeniería militar impresionante en el cruce del Sinaí con pontones articulados. Hasta hoy, ambos bandos reclaman el haber ganado. Pero con el orgullo árabe resarcido, se sentaron a firmar la paz y sin ninguna gana real de volver a engancharse en algo así. Lo que quedó fue otra cosa, los palestinos, por los que los árabes no sienten muchas simpatías y a los que les cortaron los fondos y ayuda por cierta tendencia de sus líderes a metérselo en el bolsillo. Por poner un ejemplo, en el Sur del Líbano, Hizbullah tiene la santa desvergüenza de decirle a gobiernos árabes que pertenecen a la OPEP, que se dedican al petróleo, que ese formidable ejército que no tiene aviones simple y llanamente porque no se los quiere vender nadie, viene de aportaciones de los exiliados palestinos, nada menos, que en Nigeria, donde se dedican al petróleo. Fíjate tú por donde. Por supuesto que es mentira. Al pueblo palestino le han pasado por encima y de lo que anda necesitado es, precisamente, de ideas unificadores. Pensamos en el Islam y sus matices como todo el posible abanico de respuestas, pero, en la práctica hablamos de pobres, de condiciones universales. No tengo ni idea de si hay ya palestinos en las escuelas de médicos integrales de Venezuela. Veremos que pasa cuando se incorporen de nuevo a su sociedad. Puede tardar una década, o nunca suceder. Los fundamentalistas se pueden llevar un corte de mucho cuidado cuando descubran que unos ateos, o que andan con una versión rara del "Islam de la Liberación" (o lo que sea que se inventen) se quedan con la causa palestina. De momento, la voz palestina en castellano emite desde Venezuela para el mundo.
Entiendo perfectamente al que piense que esto es una tontería, que al fin y al cabo los que se enfrentaron con los israelíes al grito de "Allah Akbar" eran "árabes". Que el problema es el "islamismo" y el conflicto "árabe/palestino". Es, haciendo un paralelismo, volver a pensar que los árabes son unos indios, unos "brutos". Te invito a hacer el ejercicio de escuchar a los árabes. Y utilizo la palabra con propiedad. Porque el problema árabe/israelí se terminó exactamente a finales de octubre de 1973, con el alto el fuego tras la "Guerra de Octubre", del "Ramadán" o "Yom Kippur". Y el conflicto terminó en ese momento por un muy árabe motivo: el honor (que los palestinos parecen haber olvidado). En el 67 Israel le metió una paliza de proporciones bíblicas a un ejército formidable. En el 73, Siria y Egipto se la "devolvieron". En menos de 6 años, las Fuerzas Armadas de Egipcio se transformaron en una maquinaria perfecta que llevó a cabo una operación de ingeniería militar impresionante en el cruce del Sinaí con pontones articulados. Hasta hoy, ambos bandos reclaman el haber ganado. Pero con el orgullo árabe resarcido, se sentaron a firmar la paz y sin ninguna gana real de volver a engancharse en algo así. Lo que quedó fue otra cosa, los palestinos, por los que los árabes no sienten muchas simpatías y a los que les cortaron los fondos y ayuda por cierta tendencia de sus líderes a metérselo en el bolsillo. Por poner un ejemplo, en el Sur del Líbano, Hizbullah tiene la santa desvergüenza de decirle a gobiernos árabes que pertenecen a la OPEP, que se dedican al petróleo, que ese formidable ejército que no tiene aviones simple y llanamente porque no se los quiere vender nadie, viene de aportaciones de los exiliados palestinos, nada menos, que en Nigeria, donde se dedican al petróleo. Fíjate tú por donde. Por supuesto que es mentira. Al pueblo palestino le han pasado por encima y de lo que anda necesitado es, precisamente, de ideas unificadores. Pensamos en el Islam y sus matices como todo el posible abanico de respuestas, pero, en la práctica hablamos de pobres, de condiciones universales. No tengo ni idea de si hay ya palestinos en las escuelas de médicos integrales de Venezuela. Veremos que pasa cuando se incorporen de nuevo a su sociedad. Puede tardar una década, o nunca suceder. Los fundamentalistas se pueden llevar un corte de mucho cuidado cuando descubran que unos ateos, o que andan con una versión rara del "Islam de la Liberación" (o lo que sea que se inventen) se quedan con la causa palestina. De momento, la voz palestina en castellano emite desde Venezuela para el mundo.
Insisto, no son las ideas lo que se ponen en juicio, sino la honestidad. Hasta mis peores adversarios ideológicos, pero que alguna vez “anduvieron en algo”, reconocerán el "estilo" de las últimas y proféticas palabras de Manu Jr antes del asalto. Su machacona insistencia en lo del pacifismo, y en todos los muertos que iba a haber (invitando a pensar que los israelíes iban a entrar en el barco pegando tiros, cuando vemos que no fue así). No se, dan ganas de preguntarle. Vos, serote:¿en qué andas, papito?
Y que el Eterno nos ayude a todos, porque falta, va a hacer.
4 comentarios:
Una de las veces que estuve en Israel nos alojaron en un kibbutz de Galilea, Leon Levi creo recordar que se llamaba. Pasamos en él dos días. Recuerdo especialmente una amable conversación con dos ancianas, miembros del kibbutz desde su fundación, una provenía de América del Sur y la otra nació en Inglaterra. Entre otras muchas cosas, saqué la impresión de que ninguna de las dos estaban de acuerdo con la polémica trayectoria de este Israel actual. Ellas eran - podría decirse - pioneras de un sueño que se ha desvirtuado, sobre el que pesa una realidad demasiado marcada por el conflicto y el lenguaje unívoco de la violencia.
Pero es la sociedad israelí, soberana, democrática, articulada en partidos políticos e instituciones la única que puede juzgar y actuar con respecto a sí misma. Nadie más.
Saludox.
Este es mi primer comentario en tu/vuestro blog, que sigo desde hace algún tiempo con muchísimo interés. El post me parece certero, inspirado e imprescindible. Debo aclarar que en mi caso, he realizado el viaje inverso: desde el ejercicio de un sentido algo ingenuo de la solidaridad con los palestinos (motivada primero por razones cuasi-familiares y por un sentido humanitarista de la justicia en segundo lugar) a un posicionamiento muy crítico con esta supuesta izquierda que con tanta precisión has descrito en el post. No sabría decir en qué momento me distancié de esa visión (aun cuando siempre me mantuve firmemente anclada en un pacifismo radical completamente distinta a la de estos iluminados), pero recuerdo con especial horror la campaña brutalmente asquerosa de atentados suicidas en 2001 tras el estallido de la segunda intifada, si no me falla la memoria, y muy especialmente aquel atentado suicida en Pésaj que acabó con la vida de casi 30 abuelos en 2002, muy poco después de mi primera (y por el momento única) visita a Israel. ¿Liberación? ¿"Lucha contra la opresión"? ¿30 abuelos, algunos de ellos supervivientes de la Shoah, reventados por ser "opresores"? Yo era una niña cuando las imágenes de la primera intifada se emitían por televisión. Tuvieron que pasar muchos años hasta poder ver el otro lado.
Me horroriza la "luna de miel" que desde hace aproximadamente 8-10 años mantiene una buena parte del movimiento de solidaridad con los palestinos con los sectores más radicales, fundamentalistas y parafascistas de aquella sociedad.
Hoy, no me duelen prendas en decirlo, me posiciono con absoluta firmeza del lado de Israel; sin perder, naturalmente, la capacidad crítica cuando sea preciso criticar los excesos, porque no creo que nadie, ningún gobierno, deba tener carta blanca para todo. En el caso que nos ocupa, creo que el gobierno cayó víctima de la trampa tendida por el gobierno turco, de tendencias parafascistas cada vez más marcadas (como ironía, ¿qué legitimidad tiene Turquía para dar lecciones sobre derechos humanos a nadie?)
Espero no haber dicho nada fuera de lugar.
Recibe un cordial saludo
"Espero no haber dicho nada inconveniente", dices. Todo lo contrario. En sus primeras declaraciones las primmas donnas han dicho, exactamente, lo que se esperaba que iban a decir y es muy curioso como se han "separado" los canales de comunicación. David Segarra "para Hispanoamérica" y Manu Jr para España.
Entiendo a la perfección lo que dices de la ingenuidad solidaria. Pero al mismo tiempo, no creo que una deba arrepentirse de esas ingenuidades. Al contrario: deberíamos desconfiar de quien nunca las tuvo y optó por cosas más "concretas". Supongo que todos tenemos nuestros caminos, que son muy nuestros, de cada uno. Pero que nos hacen llegar a veces a los mismos sitios por otras rutas.
No has dicho nada inconveniente, más bien al contrario. Todo el mundo (y esta vez en sentido literal) está contra Israel y en lo que concierne a la "plaza principal" en habla hispana, al representante de Israel en España se lo van a comer crudo porque va a insistir en lo de "ega un bagco de tegogistas". Y en el caso de estos dos personajes, Manuel Tapial y David Segarra, como que no. Un tonto muy tonto y un listo muy listo, con las ideas muy claras y una nada oculta ideología que no tiene nada que ver con nada de lo que se cuece en Oriente Medio desde la creación del Estado de Israel.
Tío, gracias.
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