18.8.11

PILIS Y MARIS


La imagen es terrible. Por muchas razones. Una señora llamada María Antonia le dice a otra llamada Pilar: “Pero el público tiene que saber ciertas cosas si tú no fueras una sionista convencida. Una pro-judía militante. De las que practican el terrorismo militar contra el pueblo palestino”. Y utiliza ambos términos, “judío” y “sionista” con ese deje del “si yo te contara…”. Que implica que alguien que cae en cualquiera de ambas categorías, la de tener algo que ver con los judíos o algo que ver con el sionismo no es en el fondo ni normal, ni trigo limpio. De hecho, la señora que se llama María Antonia lo dice para quitar toda credibilidad a la señora llamada Pilar en lo que dice. Como quien dice maricón, rojo, fascista o cualquiera de esas palabras que en el fondo no dicen nada de nada. Son palabras retrete, en las que uno vierte ese fondo sucio que tiene dentro. Como cuando en un partido de fútbol se le menta la madre al árbitro. Una vez dicho, a otra cosa. Como quien va al baño. No es personal, sino fisiológico.
Esta semana y por distintos medios he recibido un link de una entrevista llevada a cabo a la señora que se llama Pilar, aquella contra la que la señora María Antonia avisaba al público de que no había que hacerla mucho caso porque era una “pro-judía militante” que es decir “de las que practica el terrorismo militar contra el Pueblo Palestino”. La entrevista es parte de la campaña de promoción de un libro que no leeré: “La república islámica en España”. Fue llevada a cabo en mayo, pero por alguna extraña razón es esta semana, y no en mayo, cuando la he recibido. Y la verdad que al ver la entrevista completa y contrastarla con el enfrentamiento entre Pilar y María, me ha recordado un refrán latino que utilizaba Celso; ese de los dos idiotas que pelean por la sombra de un burro. Parece ser que el mérito de la señora que se llama Pilar es la de “defender Israel” en un entorno y un país, España, en que el término Israel es una muy, muy mala palabra. Y en el que ser anti-israelí no es una opción, sino parte de la etiqueta, como en la Francia de Proust ser anti-semita era, simple y llanamente, parte del buen tono de la buena sociedad. Así que, con todos los respetos, me permito compartir algunas ideas sobre lo que dice la señora Pilar.