13.10.08

Berberisca: la noche de la novia

Claire (a la izquierda). hija de Eva Benatar (a la derecha), en el proceso de vestirse de Berberisca. La presencia del velo y el amplio gemar son, según Ana Bensadón (al fondo), obra de su tía, de quien ella recibió la tradición de vestir a las novias (Colección privada de Eva Benatar)


En la tradición judía queda expuesta, por el uso del hebreo y sus particularidades, la capacidad de las palabras para revelar el mecanismo subterráneo por el que alcanzan su significado. El término con el que se designa al novio es “jatán” y a la novia “kalá”. Su traducción literal sería el de yerno y nuera, lo que de forma manifiesta revela el peso de la familia en la elección del/la futuro/a consorte. Pero no es el único significado posible. La raíz de jatán (jat) es temor, miedo. “Jatum”, es sellado, “jatij”, guapo y “jatima”, sello, epílogo. Pero además de la etimología, en el que es posible explorar a partir de una raíz un abanico sentimientos, emociones y significados sobre un mismo tema, existen otros niveles simbólicos. La última persona que sube a la lectura de la Torá y finaliza el libro de Deuteronomio (función que cumple generalmente el rabino o el jefe de la comunidad) es llamado Jatán Torah, y la primera lectura de la Torah, el libro de Génesis, es llamada Jatán Bereshit. Pero sin embargo, tanto en la etimología, como en el significado simbólico, el papel de la novia, “kalá”, es central. “Kli” o “kelí” puede significar herramienta, instrumento musical y, sobre todo, recipiente. Los elementos que conforman un matrimonio – el hombre, la mujer – sirven de metáfora para explicar las relaciones humanas, en otro sentido y proponer, a la vez, un nuevo significado. El sentido espiritual del matrimonio es el de unir a dos socios en una tarea común; alcanzar juntos una plenitud que no podrían alcanzar por separado. Una unión entre opuestos. Ese, y otros significados, están presentes en la ceremonia de la Berberisca y los elementos que la componen, especialmente en el vestido de la novia.

Mujeres de Tánger vestidas de berberisca (Colección privada de Ana Bensadón).

En realidad, la costumbre de vestirse de blanco para la ceremonia de la boda es relativamente reciente, 1840. Ese año, la reina Victoria se casó con Alberto de Sajonia-Coburgo y eligió un vestido de color blanco para el acontecimiento. La fotografía oficial del retrato de boda fue extensamente difundida y muchas novias optaron, a partir de entonces, por imitar el estilo, hasta que se convirtió en una tradición que sigue hasta nuestros días. Antes de esa fecha, la mujer se vestía para el enlace con un buen traje, que luego usaba para otros acontecimientos. El traje de paños de la berberisca no está relacionado con la ceremonia nupcial en sí, sino con una ceremonia previa, particular de los judíos de Marruecos, en la que la familia del novio y de la novia, acompañados de sus amigos íntimos, se reúnen para cantar y ensalzar a la novia.

Mujer de Tetuán vestida de Berberisca.

El traje se confeccionaba y se confecciona en terciopelo, lujosamente ornamentado con bordados en hilo de oro, y se compone de una serie de piezas que imprimen al conjunto una riqueza visual incomparable. Por un lado, la Punta o peto, Kasó o chaqueta, generalmente confeccionado en terciopelo, profusamente bordado con hilo de oro. Generalmente tiene mangas muy cortas para que la novia pueda lucir sobre los brazos gasa fina con hilillos de oro. A continuación, la Chialdeta, zeltita o faldeta, una falda muy amplia, abierta por completo, adornada en la parte inferior con ricos galones de oro, generalmente en forma de franjas circulares, que se repliega de derecha a izquierda. El largo de la base puede alcanzar los tres metros. Entre los complementos están las mangas, Kmam, de encaje o seda, puestas debajo de las mangas de la chaquetilla. El cinturón, hzam, que es una lujosa faja de terciopelo y seda, bordada de oro. Y el pañuelo, a veces llamado fechtul, de seda con flequillos. Se anuda a la altura de la nuca y se deja caer libremente, en ocasiones, hasta el suelo. Corona el conjunto una corona o gemar, una diadema cuajada en perlas antiguas y piedras preciosas. Según Ana Bensadón, el número de perlas del Gemar es de 613, como mizvots – deberes rituales – hay que cumplir. Y cuenta la misma Ana Bensadón, la mujer que ha vestido de berberisca a varias generaciones de novias en España, que la tradición de introducir el velo y ampliar el tamaño del Gemar fue obra de su tía Esther, que fue la persona de quien ella recibió la tradición de cómo vestir a las novias.


Mujeres de Tánger con traje de Berberisca (Colección privada de Ana Bensadón).


En el traje de berberisca se encuentran lo general y lo particular. Lo general en forma de símbolos – número de piedras del gemar, de adornos circulares de la falda – que son comunes en todo el mundo sefardí. Y al mismo tiempo, las particularidades de lo marroquí se manifiestan en los colores. El verde y el azul indican las ciudades del interior. El rojo y el granate, las ciudades de la costa y el sur. El morado y negro es particular de la ciudad de Tetuán.


En el Museo del Louvre se puede contemplar un cuadro de Delacroix, “La Mariée juive” (1832) en el que se retrata a una mujer de Tánger, vestida de berberisca. Si se compara con los trajes actuales que se usan en España, es fácil ver la evolución que ha sufrido el traje de berberisca en los últimos dos siglos.