Rosa Lichtenstein Fridman Appel
(Buenos Aires, 1939)
“¿Mi identidad?” – responde Nuria sin vacilaciones, hija de Rosa – “judía española. Askenaz. Sefardí, porque he nacido en España, que es sefarad. Con lo cual tengo un poco de… no sé, es un tema complicado”. Para Vered la respuesta de Nuria tiene un sentido más cercano porque tienen la misma edad, y son segunda generación de emigrantes con una visión del mundo, laica y sionista. Porque si Vered hubiera nacido en España, es posible que se hubiera educado en un hogar muy parecido al de Rosa.
“Soy judía por solidaridad con mi pueblo” – dice Rosa, que es una respuesta que Vered escuchó mucho durante su infancia en el Kibbutz. Pero en Rosa esa respuesta, más que una declaración de principios, es la conclusión de un proceso vital. Nació en Buenos Aires, en una familia askenaz de intelectuales procedente de Polonia. En casa se hablaba yiddish, pero no era un hogar religioso. Su padre era actor, y su madre miembro del Partido Comunista. Rosa y su marido emigraron a Israel. Rosa, como enfermera, tomo parte en la Guerra de los Seis Días (1967) y los conflictos de baja intensidad que se sucedieron entre Israel y Egipto, fundamentalmente, hasta 1969.
Su plan original no era emigrar a España. De hecho, Rosa y su marido llegaron a Madrid como ciudadanos israelíes, con una beca, y con la intención de sólo permanecer seis meses. Su plan era que el marido de Rosa siguiera sus estudios en Estados Unidos. “Hay un dicho español que dice; no se es de donde se nace, sino de dónde se pace” – dice Rosa. Un español insistió en que se quedaran, que en España había mucho trabajo. Hoy tiene cinco nietos, todos españoles.
Rosa y su marido también fueron muy activos en su propia comprensión de qué es ser judío. Son uno de los miembros fundadores y puntales de Bet-El, un oratorio conservador, no ortodoxo, que agrupa sobre a todo, a judíos argentinos askenazíes.
“Soy judía por solidaridad con mi pueblo” – dice Rosa, que es una respuesta que Vered escuchó mucho durante su infancia en el Kibbutz. Pero en Rosa esa respuesta, más que una declaración de principios, es la conclusión de un proceso vital. Nació en Buenos Aires, en una familia askenaz de intelectuales procedente de Polonia. En casa se hablaba yiddish, pero no era un hogar religioso. Su padre era actor, y su madre miembro del Partido Comunista. Rosa y su marido emigraron a Israel. Rosa, como enfermera, tomo parte en la Guerra de los Seis Días (1967) y los conflictos de baja intensidad que se sucedieron entre Israel y Egipto, fundamentalmente, hasta 1969.
Su plan original no era emigrar a España. De hecho, Rosa y su marido llegaron a Madrid como ciudadanos israelíes, con una beca, y con la intención de sólo permanecer seis meses. Su plan era que el marido de Rosa siguiera sus estudios en Estados Unidos. “Hay un dicho español que dice; no se es de donde se nace, sino de dónde se pace” – dice Rosa. Un español insistió en que se quedaran, que en España había mucho trabajo. Hoy tiene cinco nietos, todos españoles.
Rosa y su marido también fueron muy activos en su propia comprensión de qué es ser judío. Son uno de los miembros fundadores y puntales de Bet-El, un oratorio conservador, no ortodoxo, que agrupa sobre a todo, a judíos argentinos askenazíes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario