En teoría, siete. Una que mira, Vered, y seis que le abren la puerta de su casa y comparten con ella las intimidades de una vida. Pero si eso fuera realmente cierto, “Perfiles” no tendría mucho sentido.
La mujer ocupa en el mundo judío una pieza central e imbrica todos los aspectos de la vida judía. En sus leyes, en su folclore y en su espiritualidad. El versículo bíblico “elige la vida”, tan extensamente repetido una y otra vez por Maimónides en todos sus escritos, apunta directamente a la mujer como una pieza central de la continuidad del Pueblo Judío. Hay siete mujeres principales, pero sus vidas se ramifican en las de sus hijas y sus nietas, en un flujo que, a u vez, se origina en otras mujeres en una tradición que se hunde en la noche de los tiempos.
Estas siete mujeres tienen en común el ser judías, y en una participación muy activa en su propia comprensión de qué valor tiene el Judaísmo y, por lo tanto, como ha de ser transmitidos a sus hijos. Las diferencias entre sus orígenes, circunstancias y personalidades provocan, a veces, la sensación de una contradicción. Pero sólo es aparente. En sus diferencias se revela, precisamente, la poderosa fuerza invisible de lo que las une, el ser judías. Más que un retrato en el tiempo, estas siete mujeres son parte de un esfuerzo por hacer una fotografía de ese invisible “no se qué” de las mujeres judías que está, precisamente, fuera de las fotografías.
El número exacto de mujeres que aparecen, hasta la fecha, es de 21.
La mujer ocupa en el mundo judío una pieza central e imbrica todos los aspectos de la vida judía. En sus leyes, en su folclore y en su espiritualidad. El versículo bíblico “elige la vida”, tan extensamente repetido una y otra vez por Maimónides en todos sus escritos, apunta directamente a la mujer como una pieza central de la continuidad del Pueblo Judío. Hay siete mujeres principales, pero sus vidas se ramifican en las de sus hijas y sus nietas, en un flujo que, a u vez, se origina en otras mujeres en una tradición que se hunde en la noche de los tiempos.
Estas siete mujeres tienen en común el ser judías, y en una participación muy activa en su propia comprensión de qué valor tiene el Judaísmo y, por lo tanto, como ha de ser transmitidos a sus hijos. Las diferencias entre sus orígenes, circunstancias y personalidades provocan, a veces, la sensación de una contradicción. Pero sólo es aparente. En sus diferencias se revela, precisamente, la poderosa fuerza invisible de lo que las une, el ser judías. Más que un retrato en el tiempo, estas siete mujeres son parte de un esfuerzo por hacer una fotografía de ese invisible “no se qué” de las mujeres judías que está, precisamente, fuera de las fotografías.
El número exacto de mujeres que aparecen, hasta la fecha, es de 21.
No hay comentarios:
Publicar un comentario