15.9.08

Moisés de León



Una de las razones que llevaron a Irit Green a Ávila, fue la tarea imposible de encontrar el rastro de Moisés ben Shem Tov, de quien no hay certeza sobre su fecha y lugar de nacimiento ni tampoco sobre su muerte (¿Guadalajara, 1240?- ¿Arévalo,1305?). Ben Shem Tov está indiscutiblemente unido al texto fundamental de la Kabalah, El Zohar. Ese libro original, aparentemente caótico y desordenado que está escrito del mismo modo en que invita a re-leer en los niveles más profundos de la Torah y, por extensión, a comprender el universo. Moisés ben Shem Tov reconstruyó El Zohar, un texto escrito más de mil años antes por Rabbí Simón Bar Yojai, discípulo de Rabbí Akiva, a partir de fragmentos y tradiciones orales.

Irit Green no encontró ninguna evidencia nueva en el puzzle irresoluble de la enigmática figura de Moshé de León y aquel momento en que la Kabalah abandona las tradiciones orales y comienza a ponerse por escrito en España. De ahí salta a la Tierra de Israel, a Safed, desde se expande por todo el mundo conocido. En su lugar, Irit Green encontró fragmentos de inscripciones hebreas entre las piedras de la muralla y en el interior mismo de la catedral.

El rastro de la Kabalah de Sefarad no está en el espacio, en las piedras, sino en esa construcción en el tiempo que es el Shabat, con las particularidades de la liturgia sefaradí. La costumbre sefardí de recitar el Cantar de los Cantares antes de Shabat, o himnos como Lejá Dodi y Eshet-Jai tienen un sentido espiritual. En las tres se canta a la mujer, a la novia y a la amada, o la amada busca al amado desesperadamente, porque se oculta, viene y se va. Pero al mismo tiempo esas mismas palabras cantan al alma y a su Creador, al pueblo de Israel y su Amado.

1 comentario:

Unknown dijo...
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